Catón en su columna diaria del periódico Reforma, escribió el 3 de Febrero del 2012 lo siguiente:
Don J. Refugio García, mi queridísimo tío Refugio, era de profesión optometrista. En los años cincuenta del pasado siglo tuvo su óptica, “La Perla” -joyería y relojería además-, por la antigua calle del Padre Mier, en Monterrey. Católico devoto, se dolía de la impiedad de los tiempos. “Figúrate, Armandito -me contaba lleno de pesadumbre-. Todos los que llegan a graduarse lentes me dicen que es porque van al cine y no alcanzan a distinguir los monos. Nadie me dice que es porque va a misa y no alcanza a distinguir al Padre”.