Este chiste de Caton salió publicado en el periódico Reforma:
“Una culebrita verde fue con un optometrista y le dijo que no veía bien. Después del correspondiente examen el profesionista le prescribió anteojos. Al día siguiente la culebrita regresó. Se veía muy molesta. “¿Cuál es el problema? -se preocupó el optometrista-. ¿No funcionaron bien los lentes?” “Funcionaron perfectamente bien, doctor -masculló, hosca, la culebrita-. Por ellos me enteré de que desde hace dos años me he estado tirando a la manguera del jardín”…